Ahora, hermanos, quiero recordarles el evangelio que les prediqué, el mismo que recibieron y en el cual se mantienen firmes. Mediante este evangelio son salvos, si se aferran a la palabra que les prediqué. De otro modo, habrán creído en vano. Porque ante todo les trasmití a ustedes lo que yo mismo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras, que fue sepultado, que resucitó al tercer día según las Escrituras y que se apareció a Cefas, y luego a los doce. Después apareció a más de quinientos hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven todavía, aunque algunos han muerto. Luego se apareció a Jacobo, más tarde a todos los apóstoles y por último, como a un nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.

Apóstol Pablo 1a. carta a los Corintios 15:1-8

Un asunto muy importante y necesario recordar, en el Nuevo Testamento que lo componen 27 libros, el primero de ellos fue el Evangelio escrito por Marcos fue escrito después que Jesús ascendiera al cielo 40 días después que hubiera resucitado. Jesús nació de un evento por la voluntad de Dios el Padre no nació por un documento. Por lo tanto la fe en Jesús el Cristo o Mesías comenzó con su resurrección.

El apóstol Pablo que se convirtió a Cristo cuando él se le apareció camino a Damasco cuando Saúl o Saulo o Pablo perseguía a los creyentes y seguidores de Jesús para matarlos o encarcelarlos. Jesús le dijo: “Por qué me persigues? Desde este momento Pablo se convirtió en un apóstol o predicador itinerante y su evangelismo era: que Jesús murió por nuestros pecados, fue sepultado y resucitó, testificando que el Cristo resucitado se apareció en varias ocasiones a los apóstoles, otros discípulos a 500 juntos y al final se le apareció a él.

El tema de la evangelización de los seguidores de Jesús fue su resurrección (Hechos 4:1-2; 33), este es el mensaje que debemos compartir con otros: la muerte de Jesucristo por nuestros pecados, su resurrección y su regreso a este mundo para establecer su reino y juzgar a los que lo han rechazado. Nuestra victoria está en el Cristo resucitado.

Lee 1 Corintios 15:1-8