Los avivamientos comienzan con pocos o con una persona, pero con oración intensa. Esa es la debilidad de las iglesias, les cuesta dedicar tiempo a la oración. Cuando se coopera con el Espíritu Santo es necesario la práctica de la oración (Judas 20) “Pero vosotros amados edificándose sobre vuestra santísima fe, orando en el Espíritu Santo”.
(1) La oración produce poder espiritual.
(2) La oración produce humillación. Porque Dios no puede usarnos sin aceptar el señorío de Cristo. Cuando hay altivez y autosuficiencia, rencores en la congregación, pleitos o disensiones, no hay respuesta de Dios.
(3) La oración y ayuno, produce la restauración.
Para experimentar avivamiento la predicación del evangelio tiene que ser audaz y sin temor, bajo la plenitud del Espíritu Santo. Sucedió en la iglesia de Jerusalén en los días de los apóstoles (Hechos 4:31). La palabra de Dios expuesta a la gente tiene que ser predicada, aunque a muchos de ellos no les agrade o se sientan atacados por incitación del diablo. Cuando Jesús estaba enseñando, muchos de sus seguidores dijeron: “Dura es esta palabra, ¿quién la puede soportar?” y se fueron, lo abandonaron. Jesús dirigiéndose a los apóstoles les dijo: ¿Quieren ustedes también irse? (Juan 6:60-69). Cuando Esteban estaba predicando, los judíos se tapaban los oídos con tal de no escuchar el mensaje poderoso de este varón. A veces los predicadores halagan los oídos de ciertas personas que desean oír temas bíblicos sin compromiso porque no quieren que se vayan.
Una iglesia avivada es aquella en que la predicación es audaz, sin miedo, entusiasta, bajo la bendición del Espíritu Santo quien produce sensibilidad espiritual y convicción de pecado.
Continúa…
Lee Juan 6:60-69