El pueblo de Israel bajo la dirección del Rey Saúl, estaba en guerra contra los filisteos. Los israelitas estaban rodeados a punto de perder la batalla, no había fe ni en el ejército y tampoco en su rey. Jonatán el hijo del rey le dijo a su paje de armas, con mucha seguridad: vamos a enfrentar a los filisteos y nos deshagamos de ellos, así libraremos a nuestro pueblo. Este joven tenía mucha fe.

Aprendemos que: Una Fe Valiosa, Es Una Fe Que Continúa en desarrollo.

Es decir, no fracasa. Posiblemente tu has tenido tus reveses en la vida porque tu fe te falló, lo mismo le sucedió al rey Saúl y a su ejército.

Una fe valiosa está cimentada en Dios nuestra ayuda. Jonatán lo hizo, confiaba en Dios y en su participación para lograr la victoria. Una fe valiosa que continúa tiene cimientos sólidos, no está esperanzada en nuestra suficiencia. Jonatán y su paje fueron a pelear contra los filisteos con recursos limitados pero estos los pusieron en las manos de Dios.

Una Fe Valiosa Es Una Fe Que Contagia. Otros son motivados a enfrentar sus luchas diarias. La fe valiosa contagia; capacita a otros, les da valor. Cuando el rey y su ejército vieron la confusión de sus enemigos que se mataban unos a otros y vió a su hijo y al paje luchando contra ellos, lanzó al ataque a sus soldados.

Una Fe Valiosa Es Una Fe Que Conquista. La fe de Jonatán y su paje lograron una gran victoria. La fe en Dios y la fe en acción lo hicieron.

Aprendamos de estos jóvenes que no tuvieron miedo, no des un paso atrás, ni te sientas que no puedes lograr aquello, recuerda, acude a quién lo puede todo, nuestro buen Dios, quién es también nuestro Padre. Cuando depositamos nuestra confianza en Él tenemos que tener una fe que conquista. Esta fe en Dios suplirá  la solución a cada necesidad. No dudes, llegará la bendición de Él a tu vida. 

Lee Primer Libro de Samuel 14:6-16