¿Quién eres, Señor?—preguntó Saulo. —Yo soy Jesús, a quien tú persigues—le contestó la voz— Levántate y entra en la ciudad, que allí se te dirá lo que tienes que hacer.

Hechos de los Apóstoles 9:5-6

La conversión a Cristo más notable en el Nuevo Testamento es la de Saulo de Tarso, conocido después como Pablo. Él repetidas veces narraba su experiencia. La conversión a Cristo, que consiste en creer en él cómo Salvador enviado por Dios al mundo, para reconciliarnos con él, salvar el alma del ser humano y darle una nueva vida y esperanza de vida eterna con Dios es necesario para todos.

La Conversión Es Posible. Estamos viviendo una época muy difícil. La maldad o pecado corre por todos lados de manera desenfrenada. Sin embargo, cada persona puede ser transformada, aún el hombre malvado puede ser convertido a Cristo. Lo mismo el ateo, el religioso y todo tipo de personas.

Es posible la conversión a Cristo para los que escuchan la palabra de Dios y la obedecen, porque esta palabra es eficaz. El problema del ser humano sin Cristo, es no desear escuchar la palabra de Dios, se resiste hasta que en medio de una situación difícil y adversa inclina su oído para oír lo que es la voluntad de Dios para él y la única esperanza es Cristo Jesús.

Es posible la conversión a Cristo para los que están dispuestos al sacrificio. Saulo de Tarso o Pablo, no fue nada fácil la vida nueva que Cristo le daba, sufrió persecución de su familia, de religiosos judíos, y de gentiles de otras razas. A veces la gente nos menosprecia porque somos diferentes, porque creemos lo que la Biblia dice  y por un cambio de conducta que se tiene. Lo lamentable es que nuestra propia fama nos llega a despreciar. Seguir a Cristo cuesta pero tenemos la bendición y la ayuda del Espíritu de Dios llamado Espíritu Santo.

Lee Hechos 9:1-9