¿Puede una madre olvidar a su niño de pecho, y dejar de amar al hijo que ha dado a luz? Aún cuando ella lo olvidara, ¡yo no te olvidaré!
Profeta Isaías 49:15
Cuando buscamos la comunión con Dios, lo hacemos para buscar su ayuda por alguna necesidad que no podemos resolver, ya sea que nos sentimos enfermos sin esperanza de alivio, porque la ciencia médica no resuelve el problema o los medicamentos no son eficaces para esa enfermedad, no nos queda mas que recurrir a Dios. A veces nuestros ruegos o peticiones son buscar su voluntad en una decisión que nos es urgente tomar. Otras veces es, porque nos hemos quedado sin trabajo, o vamos a iniciar un viaje y necesitamos de su ayuda y protección, en fin hay tantos asuntos que le presentamos a Dios pero no hay respuesta y eso nos desespera o creemos que no le importamos o peor consideración, que no nos oye porque se ha olvidado de nosotros.
El pueblo de Israel consideraba esta última posibilidad, cuando dice: “El Señor me ha abandonado; el Señor se ha olvidado de mí”. El profeta les responde a nombre de Dios, diciéndoles: “¿Puede una madre olvidar a su bebé o dejar de amar al hijo que ha dado a luz?, aún si ella lo hiciera, yo no me olvidado de ustedes.” Esta declaración no solo es para el pueblo de Israel, lo es para nosotros, lo es de manera personal para ti que has pensado o considerado, el supuesto olvido de Dios a tu persona y a tus peticiones por medio de tus oraciones que has realizado cada día. Dios no es un humano para que se olvide de sus promesas, nosotros sí, nos olvidamos de Él porque no tenemos comunión frecuente con Él, lo hacemos solo cuando estamos desesperados y no tenemos otra opción. Qué injustos somos, pero Él es fiel a sus hijos, valemos mucho para Él.
Continúa en oración cada día con tu misma petición o peticiones, pero hazlo con fe y esperanza que Él no se ha olvidado de ti, te responderá cuando lo crea oportuno y según su buena voluntad, la cual es buena, agradable y perfecta.
Lee Isaías 49:8-18