Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús. Sabiendo Jesús que el Padre había puesto todas las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía. Así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla a la cintura. Luego echó agua en un recipiente y comenzó a lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba a la cintura.

Evangelio de Juan 13:2-5

Iniciaba la fiesta de la pascua, la más importante del pueblo judío, Jesús planeó celebrarla por última ocasión con sus discípulos porque sus días de vida en la tierra estaban por terminar. Sabía muy bien que lo arrestaría la policía del templo por orden de los líderes del judaísmo que eran los sumos sacerdotes Anás y Caifás y los ancianos del parlamento judío llamado Sanedrin. Sabía que lo entregarían a los romanos para su ejecución, muerte por crucifixión. Estaba triste porque dejaría a los suyos, su familia, sus amigos, y a sus discípulos. Pero era necesario cumplir con el plan de su Padre celestial.

Jesús desde el principio estaba dispuesto a obedecerlo en todo. Durante la cena, en un momento oportuno se levantó para iniciar el lavamiento de los pies de sus apóstoles, entre ellos a Judas Iscariote el que lo traicionaba, Jesús lo amaba, pero Judas a él no. Entonces, dice el relato que el diablo, el enemigo de Dios y de Cristo lo incitó para que lo traicionara, lo cual Judas hizo recibiendo 30 monedas de plata de parte de los sumos sacerdotes para que se los entregara. Buscó la oportunidad para hacerlo. En la cena Jesús le dijo: —lo que vas hacer, hazlo pronto— Judas salió del lugar donde estaban reunidos, posteriormente condujo a la guardia del templo y a otros más al Huerto de Getsemani; para identificar a Jesús lo saludo con un beso, los soldados se dieron cuenta de que ese hombre era Jesús y lo arrestaron. 

Durante la cena Jesús lavó los pies de cada uno de sus discípulos  porque los amaba, sería una enseñanza y un recordatorio de que ellos hicieran lo mismo, sirviéndose los unos a los otros con humildad y amor. También nosotros debemos seguir el ejemplo del servicio que Jesús hizo en favor de la gente necesitada con amor compasivo. Debemos hacerlo por amor y obediencia al Señor, teniendo misericordia por otros.

Lee Juan 13:1-17