Había allí, junto a la puerta de las Ovejas, un estanque rodeado de cinco pórticos, cuyo nombre en arameo es Betzata (Betseta). En esos pórticos se hallaban tendidos muchos enfermos, ciegos, cojos, y paraliticos. Entre ellos se encontraba un hombre inválido que llevaba enfermo 38 años. Cuando Jesús lo vio allí, tirado en el suelo, y se enteró de que ya tenía mucho tiempo de estar así, le preguntó: —¿Quieres quedar sano? —Señor —respondió—, no tengo a nadie que me meta en el estanque mientras se agita el agua, y cuando trato de hacerlo, otro se mete antes (había la tradición que un ángel llegaba a remover el agua cada cierto tiempo y se hacía milagrosa el agua, era la razón de que estuvieran muchos enfermos incluyendo este paralitico). —Levántate, recoge tu camilla y anda—le contestó Jesús. Al instante aquel hombre quedó sano, así que tomó su camilla y echó andar.

Evangelio de Juan 5:1-9

La compasión de Jesús para este hombre es inaudita, 38 años de parálisis, posiblemente nació así, o de niño tuvo un accidente, no lo dice el escritor, la verdad, había pasado mucho tiempo en esa circunstancia. ¿Por qué no tenía un familiar para que lo auxiliara y lo zambullera en el estanque en el momento oportuno? Posiblemente lo habían abandonado o no tenían tiempo para estar con él, lo llevaban a ese lugar y lo dejaban a su suerte. Al leer el relato, hay una expresión lastimera que le dijo a Jesús: —no tengo a nadie—, si no tenía a nadie, ¿Por qué no se iba de ahí, por qué esperar tantos años? Al escuchar Jesús al hombre, no tuvo más que, compasión y de inmediato, le dijo: —Levántate, recoge tu camilla y vete— ¿Qué vio el hombre paralitico en Jesús y aceptar la orden de autoridad, que se incorporará? Vio en Jesús su compasión y su salvación, posiblemente ya había oído del Rabí de Galilea. El hombre se levantó, tomó su camilla y se fue, con seguridad se fue muy feliz ante la expectación de la gente, aún delante de los enemigos de Jesús quienes le prohibieron que no se fuera porque era día sábado, gente legalista y sin compasión.

La aplicación de esta historia para nosotros es, que quien cree en Cristo Jesús encuentra su salvación y la alegría de la vida por la bendición esperada y recibida. Deposita en Jesús tu necesidad y espera confiado.

Lee Juan 5:1-15