Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, “dice el Señor Dios”, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso.

Apocalipsis 1:8

El libro de Revelaciones conocido como Apocalipsis se le atribuye al apóstol Juan como autor. El conoció y anduvo con Jesús de Nazaret el Mesías o Cristo. Alfa es la primera letra del alfabeto griego y Omega la última. Es de suponer que el apóstol Juan escribió esta revelación de Cristo en el idioma griego, sino hubiera usado la primera letra de su idioma hebreo, la cual es Alef y la última letra es Tau.

Usó Alfa y Omega para referirse a la aseidad de Dios. La aseidad de Dios es una de sus perfecciones, significa: Que Dios existe por sí mismo, no debe haberse creado a sí mismo, sino de tener toda la razón de su existencia en su misma esencia. Nunca tuvo principio, nunca tendrá fin, esto es el significado de la letra Omega. Es por eso, que el apóstol Juan escritor de Apocalipsis dice: —El que es y que era, y que ha de venir, el Todopoderoso-.

El ser humano fue creado para ser eterno, por causa de su obediencia a su creador, lamentablemente desobedeció y cayó de ese estado de perfección,  la consecuencia de su desobediencia es que debía morir físicamente. Su alma o espíritu seguiría existiendo por toda la eternidad para bien o para mal, es decir, sólo Dios, por su Hijo Jesús el Cristo, quien obedeció de manera perfecta a Dios a diferencia de Adán, solo por él, los seres humanos podemos ser perdonados en nuestra desobediencia, y pecados.

Nuestro espíritu o alma al salir del cuerpo al morir físicamente, regresa a Dios su Creador, Señor y Redentor. Los espíritus de los humanos que no creen ni aceptan el plan de Dios y su voluntad, no pierden la conciencia, ni olvidan, serán juzgados y se perderán para siempre en la oscuridad de la eternidad. Esa es la segunda muerte. No dejes pasar el tiempo, reconcíliate con Dios y recibe su salvación en Cristo y se fiel a él. 

Lee Apocalipsis 1:4-8