El primer día de la fiesta de los Panes sin levadura, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron: —¿Dónde quieres que hagamos los preparativos para que comas la Pascua? Él les respondió que fueran a la ciudad, a la casa de cierto hombre, y le dijeran: —El Maestro dice: “Mi tiempo está cercano. Voy a celebrar la Pascua en tu casa con mis discípulos” Los discípulos hicieron entonces como Jesús les había mandado y prepararon la Pascua. Al anochecer, Jesús estaba sentado a la mesa con los doce. Mientras comían, Jesús tomó pan y lo bendijo. Luego lo partió y se lo dio a sus discípulos diciéndoles: —”Tomen y coman; esto es mi cuerpo. Después tomó la copa, dio gracias, y se la ofreció diciéndoles: —Beban de ella todos ustedes. Esto es mi sangre del Pacto, que es derramada por muchos para el perdón de pecados.”

Evangelio de Mateo 26:17-29

Esta fiesta de la Pascua se celebraba el 14 de Nisan, se hacían los preparativos: el cordero asado, hierbas amargas, pan sin levadura y el vino. Como el día judío se iniciaba en el crepúsculo, entre las 6 y las 7 tarde, entonces Jesús la tomó con los discípulos el 15 de Nisan (marzo-Abril) y se iniciaba la semana de los panes sin levadura hasta el 21, todo esto recordaba la salida de Egipto cuando los hebreos o judíos fueron librados de la esclavitud.

La Cena del Señor no es la Pascua judía. En esa ocasión, del pan y del vino que sobró; Jesús instituyó su Cena como un nuevo pacto; el pan simbolizaba su cuerpo que sería ofrecido en su crucifixión. El vino simbolizaba su sangre que sería derramada al morir en la cruz. Porque “El es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo”. El apóstol Pablo dice que: “Jesús es nuestra Pascua”.

Cuando participamos de Su Cena es para recordarlo en su muerte por nosotros como sacrificio por el pecado y de toda la humanidad, recordamos su resurrección y la promesa de que Él volverá a este mundo para establecer Su Reino.

Lee Mateo 26:26-30