Bueno es el Señor; es refugio en el día de la angustia, y protector de los que en él confían

Profeta Nahúm 1:7

La bondad de Dios es una verdad fundamental, porque Dios es la bondad en sí mismo, el es bueno en su propia naturaleza, en su perfección, lo definimos como misericordia. La bondad de Dios es revelada en la creación del mundo y del universo. No solo se manifiesta en la creación del hombre sino de todas sus criaturas, celestiales y terrenales. Cada cosa creada fue buena, el libro de Génesis lo declara: “Y vio Dios todo lo que había hecho y he aquí que era bueno en gran manera” (1:31).

Muchos pasajes en la Biblia en diferentes libros los escritores hablan de la bondad maravillosa de Dios, manifestada en ayuda, protección, seguridad, defensa, refugio, salvación, socorro, compasión, etc. 

El profeta Nahúm dice: “Que el Señor es refugio en el día de la angustia . . .” es una excelente verdad. Cuando estamos bajo peligro como hijos hay ayuda oportuna. Dios usa a las personas aún desconocidas para que auxilien a sus hijos. En la enfermedad tenemos el consuelo de Él por medio de su Espíritu y si es su voluntad nos sana y restaura, en algunas ocasiones de manera milagrosa ha salvado de la muerte a sus hijos que ha sorprendido a los mismos médicos que no creían que tal paciente sobreviviera.

Además, el profeta Nahúm dice que Dios: “Es protector de los que en él confían.” Muestra de su bondad, esta, es un favor inmerecido. Vivimos en una sociedad y mundo en que la violencia, el asalto, el secuestro y otras agresiones es pan de todos los días, hay inseguridad por doquier, por lo tanto debemos depender de la protección de Dios cada día y en cualquier lugar donde nos encontremos.

Nuestra confianza debe estar en Él. Cada mañana cuando salimos de nuestra casa o de viaje debemos encomendar nuestro camino al Señor y él nos protegerá. (Salmo 37:5 “Encomienda al Señor tú camino; y confía en él, y el actuará”. Da gracias por la bondad de Dios.

Lee Nahúm 1:2-7