Pues Dios amó tanto al mundo, que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda sino que tenga vida eterna.

Evangelio de Juan 3:16

Dijo el reformador protestante Martín Lutero, que este excelente versículo dicho por Jesús el Señor es la Biblia en sí misma, es el evangelio en miniatura. Dice el biógrafo del reformador, que cuando estaba muriendo repitió tres veces este versículo. Para algunos cristianos o comentaristas de la Biblia, dicen que Juan 3:16 es el versículo más famoso de toda la Biblia. Todos los creyentes en Cristo se lo aprenden de memoria y citado millones de veces en muchos idiomas, así como predicado millones de ocasiones o enseñado por pastores, evangelistas, maestros y misioneros.

Hablar del amor de Dios, un tema de sumo interés, porque el ser humano siempre ha sido objeto de amor. Todos los seres humanos en alguna o repetidas ocasiones hemos amado a alguien de manera sincera y muchas veces incondicional. Es posible, que iniciamos amando a nuestros padres, o a uno de ellos porque al otro no lo conocimos por haberse muerto o por su ausencia irresponsable. Tantas experiencias que hemos tenido amando a otros, reconociendo que nuestro amor es imperfecto, pero cuando consideramos el amor perfecto de Dios a quien le importamos, nos sorprende su grande y sincero amor, porque sin merecerlo lo demostró enviando y dando en sacrificio a su único Hijo, Jesús el Mesías o Cristo. Él se dio así mismo, de manera voluntaria por nosotros para que fuéramos adoptados como hijos por su Padre. Murió por amor, llevando sobre si mismo nuestros errores y pecados, era la única manera para que fuéramos herederos de Dios para tener vida eterna y no morir eternamente, lejos de Dios.

El amor de Cristo Jesús, nos constriñe para creer que es el único que nos ama perfectamente. Recibe su amor.

Lee Juan 3:16