Jeremías declara al pueblo de Israel: Hace mucho tiempo se me apareció el Señor y me dijo: “Con amor eterno te he amado, por eso te prolongué mi misericordia” (31:3).

Ante Dios, el profeta representa a la nación, es por eso que la declaración es personal, pero va dirigida a los israelitas. Anteriormente Dios había dicho que su enojo pasaría hasta que realizara del todo los propósitos de su corazón y que el pueblo lo comprendería al final de los tiempos. Una es la disciplina de Dios que lo aplica a quien se lo merece en base a su justicia perfecta, pero su promesa de amar a su pueblo, o a ti, o a mí, siempre lo seguirá haciendo. Vendrá la restauración, porque Dios es fiel a su compromiso para con los suyos.

Cuando la restauración de Dios llega, suceden por lo menos tres cosas:

1) Se nos devuelve el gozo y ese gozo es del Señor que desea que tengamos una vida de contentamiento y felicidad. La tristeza, la angustia y el desánimo se van (v. 4).

2) Será un tiempo de paz y prosperidad. Si nuestra vida está bajo disciplina o bajo prueba, sentimos que andamos por un desierto. Nuestros asuntos no se resuelven, no tenemos paz, parece como si todo está en contra nuestra, hasta que el Señor muestra su misericordia porque nos ama cuando tomamos una decisión de volver a Él (v.5).

3) Será tiempo de consagración al Señor, una renovación espiritual (v.6).

Cada cierto tiempo debemos analizar y evaluar nuestra vida. No debemos bajar la guardia, debemos pedir al Espíritu de Dios que nos renueve, nos consagre al Dios maravilloso que nos ama con amor eterno. Una linda promesa que hay que recordar.

(Te aconsejo que leas el capítulo 31 del libro de Jeremías, te traerá un refrescante mensaje que será de gran ayuda en medio de tus problemas).

Lee Jeremías 31