El apóstol Pablo dedica un capítulo en su primera carta a los creyentes en Corinto, quienes necesitaban saber más sobre la resurrección: “De hecho, ya que la muerte vino por medio de un hombre, también por medio de un hombre viene la resurrección de los muertos. Pues así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos volverán a vivir” (15:21-22).

Las mujeres sorprendidas se dirigieron aprisa a buscar a los discípulos en donde estaban reunidos por miedo a los líderes judíos para informar sobre lo que oyeron del ángel y sobre el sepulcro vacío. “En eso Jesús les salió al encuentro, y las saludó. Ellas se le acercaron, le abrazaron los pies y lo adoraron. No tengan miedo —les dijo Jesús—vayan a decirles a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y allí me verán.” Y lo vieron. De manera semejante tu y yo lo veremos tal como era, será sorprendente.

La resurrección es la garantía de la redención del alma y la resurrección de nuestro cuerpo. “Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias, después, cuando el venga, los que le pertenecen (1 Corintios 15:23). Debemos compartir nuestra fe y la seguridad que tenemos que al morir iremos al cielo porque creemos en un Señor resucitado, nuestro Salvador.

Lee 1 Corintios 15:12-23