El apóstol Mateo en su relato (27:62-66; 28:1-10) nos habla la información del ángel, el testimonio de las mujeres que observaron el sepulcro vacío, el testimonio de los discípulos, los 500 creyentes que lo vieron vivo cuando ascendió al cielo, todo esto nos enseña que:

1- La Resurrección Habla de un Cristo que Vive. Que triunfó sobre el pecado, el diablo y la muerte. No existe en la historia ningún relato con mejor evidencia de todos estos seguidores que lo vieron vivo y el testimonio de la guardia. Lucas el escritor del libro Hechos de los Apóstoles declara: “Después de padecer la muerte, se les presentó dándoles muchas pruebas convincentes de que estaba vivo. Durante 40 días se les apareció y les hablo acerca del reino de Dios” (Hechos 1:3).

2- La Resurrección Establece La Validez del Cristianismo. Sería difícil explicar la vida de Jesucristo si se leyera acerca de ella en otro libro que no fuera el Nuevo Testamento escrito por sus primeros seguidores. Eso nos dice que el cristianismo surgió de un pasado histórico no con un nombre religioso. Su revelación mística escapa a la inventiva humana. Toda la vida de Jesús fue rodeada de hechos milagrosos, asombra su encarnación en el seno de María, sus milagros y su resurrección. La lógica sobrenatural del Dios Eterno desafía la sabiduría humana pues la revelación divina dice de manera explícita que la encarnación explica la resurrección. Es un milagro, porque es un acto de la voluntad de Dios para mostrar a la humanidad que existen fuerzas distintas y superiores a la que tienen los humanos y enseñarnos una verdad más profunda: la eternidad. Cuando vimos sepultar el cuerpo de alguien o nuestros padres u otro ser amado, algunos de los presentes han de pensar “se acabó, terminó su existencia.” Pues no, nuestra esperanza está en Jesús, él continúa viviendo y todos los espíritus que han llegado al cielo continúan vivos, su cuerpo murió en espera de la resurrección por el poder de Dios el cual no tiene límites. “Nada es imposible para él” (Génesis 18:14; Jeremías 32:27). El hace lo que quiere porque puede (Salmo 115:3; 135:6). Actúa en lo ordinario y en lo extraordinario, en lo natural y en lo sobrenatural. Los discípulos creían que no volverían a ver más a su Maestro, pero sus mentes y espíritus sufrieron un gran cambio al tercer día cuando lo vieron en un primer día de la semana. Ahora, sí creen que Jesús resucitó. Su fe creció en forma instantánea por esa realidad del triunfo de Cristo sobre la muerte y siendo una esperanza gloriosa para ellos y para todos los que han creído en su obra salvadora, igual que nosotros.

Continúa…

Lee Mateo 27:62-66; 28:1-10