La Biblia es un conjunto de libros, sesenta y seis para ser exactos, no incluyen los libros deuterocanónicos, es decir, no inspirados por el Espíritu Santo (2 Timoteo 3:16), como aparecen en otras versiones no evangélicas. Constituye la Biblia o las Sagradas Escrituras la Palabra del Dios eterno, Yahvé, y contiene las normas que rigen la relación Dios-Hombre. La Biblia contiene todas las verdades relativas a Dios y es por su autoridad (Juan 17:17) que está cubierto de cualquier duda en cuanto a su certeza y eficacia. Se ha intentado encontrar en ella, mensajes ocultos, filosóficos, científicos, políticos y religiosos. Así como intentos de explicar usando las matemáticas en algunos de sus pasajes o ciertos contenidos, o de justificar o criticar ciertos asuntos o datos que en ella se encuentran.

Pero eso sí, la Biblia tiene amplia enseñanza sobre la Mayordomía (una definición de esta palabra como: el ejercicio de la administración de los bienes de Dios, encomendada a los fieles en Cristo). Se conoce también como: Administración de la Vida. Que incluye al hombre y el mundo físico, el hombre y sus relaciones humanas, el hombre y su vida espiritual, el hombre y el derecho de la propiedad de Dios, la mayordomía del evangelio, la administración de los bienes materiales, la mayordomía del hombre tripartito: espíritu, alma y cuerpo y otros asuntos que se incluyen en  este tema tan edificante y desafiante. Dios juzgará al hombre por la administración de los bienes de Él.  Por la vida que le dio y todas sus implicaciones.

Jesucristo refirió la parábola del mayordomo, quien su Señor el dueño le dijo: “Da cuenta de tu mayordomía”, igual que en las parábolas de los talentos y las minas. Se les pidió a los actores, rendición de cuentas. Lo mismo hará con nosotros: “Prepárate para venir al encuentro de tu Señor”. Seamos buenos mayordomos o fieles administradores.

Lee Lucas 16:1-12