Para nosotros no hay más que un solo Dios, el Padre, de quien todo procede y para el cual vivimos; y no hay más que un solo Señor, es decir, Jesucristo, por quien todo existe y por medio del cual vivimos. Pero no todos tienen conocimiento de esto.

1a. carta a los Corintios 8:6

Estamos viviendo en una generación muy acelerada, híper conectada, con poca paciencia para esperar, siempre aprisa, todo rápido. Pero todo lo bueno requiere de un proceso. Hoy se sufre de males que antes no se tenían, por ejemplo: ataques de pánico, estrés, ansiedad, bipolaridad, diversos tipos de nuevas fobias, enfermedades como consecuencia de nuevas drogas que provocan ciertos éxtasis que enajenan  y otros males más. En esta generación del siglo XXI surgió una nueva adicción llamada “Nomofobia”(de la palabra en inglés no-mobile-phone). Consiste en el miedo irracional a no tener el teléfono móvil o celular para comunicarse, o estar incomunicado a internet influenciados por las redes sociales.

¿Cómo reconocer una intoxicación tecnológica? algunos síntomas: no poder estar sin tu celular cerca de ti. Comprobar compulsivamente todo el tiempo las notificaciones. Estar pendientes de los likes. Aislarte de la comunicación familiar, distraerte de las conversaciones con personas físicas por estar hablando con otros en línea. Pasar mucho tiempo en juegos por internet. O no poder desconectar la híper conexión externa y no poder desconectarse internamente. Eso es, distraerse externa e internamente.

La palabra distraer significa: atraer hacia dos lados diferentes, es decir, un tiro mental entre dos pensamientos, es por eso la aplicación de Selah (palabra hebrea) que significa pausa, espera, silencio. Es quietud para que tu mente total tome un suspiro.

La meditación y reflexión en Dios o en su palabra es muy necesario para tener una vida tranquila y en paz para no caer en la enajenación tecnológica. Busca a Dios y sus instrucciones, preceptos o mandamientos los cuales son de ayuda, tendrás felicidad y gozo permanente.

Lee 1 Corintios 8:5-6