“Y nosotros hemos llegado a saber y creer que Dios nos ama. Dios es amor. El que permanece en amor, permanece en Dios y Dios en él. Ese amor se manifiesta plenamente entre nosotros para que en el día del juicio comparezcamos con toda confianza, porque en este mundo hemos vivido como vivió Jesús. En el amor no hay temor …”

1a. de Juan 4:16,17

Es característico del apóstol Juan en esta carta hacer énfasis en el amor, primeramente recuerda el maravilloso y magnífico amor de Dios hacia sus hijos.  ¿Por qué nos ama?, el apóstol lo declara de manera convincente, “Dios es amor”. Su amor es una de sus perfecciones, es perfecto. El amor que hay en nosotros es una virtud y es imperfecta. Juan promueve este amor de Dios, recordándonos que es necesario permanecer en el amor de Dios, si en verdad deseamos ser parte de Él, porque no es posible tener comunión con Dios si no hay amor en mi hacia Él primeramente y hacia mi prójimo. Si permanezco en ese amor, Dios permanecerá en mi, de lo contrario no será posible tener una relación íntima con Él.

Su amor me ayuda a promover el amor hacia mis semejantes, haciéndolo de manera práctico, porque es necesario una demostración de mi sentimiento en favor de ellos en toda circunstancia. Ese amor es de servicio, de ayuda, de consejo, de oración en favor de ellos. Debemos vivir ese amor como nos enseñó Jesucristo y nos lo demostró, su amor hacia la gente fue muy compasivo, lleno de misericordia en sus diversas necesidades y finalmente murió por amor a ellos y a nosotros. Si estamos en ese verdadero amor no temeremos cuando muramos al observar el juicio que Dios hará por las acciones, pecados y falta de amor de los seres humanos.

Promovamos este amor de Dios y de Cristo para que otros lo reciban.  Amemos y seamos ejemplo. “En el amor no hay temor, sino que el amor perfecto echa fuera el temor. El que teme espera el castigo, así que no ha sido perfeccionado en el amor. “

Lee 1 Juan 4:13-19