Hay tres cosas importantes en este asunto:
PRIMERO, como iglesia, nos relacionamos unos a otros por medio de Cristo. Pablo dice: “Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús” (Gálatas 3:26), si Dios es tu Padre y Dios es mi Padre entonces tú y yo somos hermanos, ¿por qué nos cuesta tratarnos como tal? Jesús les dijo en una ocasión a los discípulos: “No permitan que les llamen maestros, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos” (Mateo 23:8). En algunas iglesias ya no se usa la palabra hermano o hermana, se usa su nombre o un diminutivo, o señor o señora. Podemos hacerlo sin olvidar nuestra hermandad o familia en Cristo. Tenemos que recordar que algunas veces hermanos de la iglesia se arrodillaron para orar por nosotros, nos sentimos protegidos por su intercesión, por su afecto o cariño. Eso es lo que dice Cristo.
Los escritores del Nuevo Testamento enfatizaron también que La Iglesia es una familia. La Iglesia debe ser el lugar donde los unos y los otros debemos llevar las cargas de los otros (Gálatas 6:2). Jesucristo dijo: sírvanse los unos a los otros (por eso lavó los pies de sus discípulos para poner el ejemplo Juan 13:14-15). También dijo “ámense los unos a los otros, en esto conocerán que son mis discípulos” (Juan 13:34-35). También dice el apóstol Pablo: “que hablemos la verdad en amor” (Efesios 4.15), confesar nuestros errores y pedir perdón por nuestras ofensas.
SEGUNDO, somos responsables como iglesia ante Jesucristo, él la llamó Mi Iglesia, entonces La Iglesia no es del pastor, ni de otros líderes, nos hubiéramos evitado ciertos problemas, si hubiéramos visto el pronombre —Mi, que es muy enfático de parte de Jesús. No lo olvidemos, nosotros como iglesia, somos de Cristo Jesús y somos responsables, tendremos que rendir cuentas. Conozcamos a algunos hermanos que asisten y no los vemos por causa de horario.
TERCERO, como iglesia somos los representantes de Cristo en la tierra. El plan de Dios para la iglesia local siempre será la evangelización.
La Iglesia enfrenta dos peligros:
1) Concentrarse solo en sus propias necesidades o en su propia gente, y centralizarnos sólo en el templo.
2) Descuidar por completo la evangelización. Hay alguien cerca de ti que necesita con urgencia a Cristo. ¿Vas evadirlo o lo ayudarás? Si no sabes cómo hacerlo, te ayudamos. Pero debemos esforzarnos a que conozcan de Cristo y su Evangelio, para lograrlo se necesita orar por esas personas o familiares y después compartirles la palabra.
Es urgente porque la gente continúa muriéndose físicamente y es terrible que alguien se muera sin haber tenido la oportunidad de confiar su alma en Cristo.