Nuestra casa donde vivimos tiene dos o más puertas. La puerta principal es por donde entramos del exterior o de la calle; esa puerta es adecuada para dar seguridad a los que habitan la casa. Esa puerta siempre será necesaria e indispensable.
En la Biblia se nos habla de ciertas puertas que debemos tener en nuestra vida para tener experiencias espirituales. Iniciaré esta reflexión con una de ellas y en el transcurso de los días seguiré con otra reflexión sobre otra puerta.
La primera de ellas es: La Puerta De La Fe. Hay ciertos personajes en la Biblia que nos sorprenden por una calidad de fe que comparados a ellos nos sentimos opacados, veamos algunos ejemplos:
Abram un hombre pagano y sin el conocimiento del verdadero Dios fue un hombre que creyó en lo imposible. Dios le dijo: deja todo, tu tierra, a tu padre y toda tu parentela, toma a tu esposa e irás a una tierra que no conoces que yo te daré en posesión, será para toda tu descendencia. Te daré un hijo aunque tu esposa sea estéril del cual descenderá un pueblo muy numeroso y te llamarás Abraham, porque serás padre de multitudes. La promesa de Dios se cumplió por su fe creyendo en lo imposible. Su vida fue asombrosa (Leer libro de Génesis).
El segundo hombre que entró por la puerta de la fe fue: Moisés, creyó en el plan de Dios respecto a librar a su pueblo hebreo o Israel de la esclavitud en Egipto, gracias a la fe de Moisés y a su obediencia la promesa se cumplió, el pueblo logró su libertad de la cautividad y poseyó la tierra que se prometió al patriarca Abraham (Leer libro de Éxodo).
Son muchos los hombres y mujeres que entraron por la puerta de la fe. Nosotros como ellos, tenemos la oportunidad de entrar por esta puerta para que al orar a nuestro Dios y presentar nuestras peticiones creamos en que Él nos oirá y nos responderá de acuerdo a su voluntad. Ejerce la fe en Él por medio de Cristo Jesús, quien es nuestro mediador. Todo es posible por Él.
Lee Génesis 12:1-7