En presencia de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir en su reino y que juzgará a los vivos y a los muertos, te doy este solemne encargo: predica La Palabra; persiste en hacerlo, sea o no sea oportuno; corrige, reprende y anima con mucha paciencia, sin dejar de enseñar. Porque llegará el tiempo en que no van a tolerar la sana doctrina, sino que, llevados de sus propios deseos, se rodearán de maestros que les digan las novelerías que quieren oír. Dejarán de escuchar la verdad y se volverán a los mitos. Tú, por el contrario, sé prudente en todas las circunstancias, soporta los sufrimientos, dedícate a la evangelización; cumple con los deberes de tu ministerio.
Apóstol Pablo a Timoteo 2a. Carta 4:1-5 NTV
El apóstol Pablo era un singular maestro, consejero y padre espiritual de algunos jóvenes predicadores y pastores. Timoteo era uno de ellos, estaba viviendo en la ciudad de Éfeso y ejercía su pastorado en la comunidad de creyentes y seguidores de Cristo. Uno de los asuntos necesarios que el joven Timoteo tenía que hacer, es continuar su preparación por medio del estudio de las Sagradas Escrituras, el Antiguo Testamento, sumando las instrucciones que el apóstol le había enviado en su primera carta y los consejos que le dio cuando se vieron en Roma y en otros viajes misioneros.
En toda profesión u oficio es muy importante el estudio y la actualización para ejercer mejor el trabajo en favor de otros. En el ministerio pastoral también lo es necesario, incluyendo una vida devocional, lectura, estudio de la Biblia y de otros comentarios bíblicos, así como la práctica de la oración.
Timoteo por medio de la enseñanza tenía que hacer tres cosas: primero, corregir lo que no estaba correcto en la comunidad de los creyentes, la iglesia local. Segundo, debería exhortar, llamar la atención, señalar la equivocada conducta de los que no se comportaban bien en su vida cristiana, o no daban buen testimonio de la fe como seguidores de Cristo. Tercero, animar con paciencia y buena enseñanza a sus ovejas para que no claudicaran en su fe o cayeran en desánimo por la incomprensión o persecución de los que no creían en Jesucristo. Debería el pastor Timoteo estar apercibido de que muchos escépticos en el futuro rechazarían el evangelio del Señor Jesús o las buenas noticias de su muerte y resurrección que trae salvación del alma y le da sentido a la vida. Esta gente creería en las fábulas, en filosofías de misterio o en un paganismo absurdo y desviarían de la verdad a los creyentes débiles en la fe y en el conocimiento de la verdad de Cristo. Timoteo y los fieles cristianos sufrirían el rechazo y la persecución, sufrirían físicamente las agresiones de los malos; no debería atemorizarse, más bien continuar compartiendo el evangelio a toda persona y continuar con el ministerio y servicio que Dios le había encomendado.
Lee 2 Timoteo 4:1-5