Uno de los doce, (discípulos) el que se llamaba Judas Iscariote, fue a ver a los jefes de los sacerdotes. ¿Cuánto me dan, y yo les entrego a Jesús? —les propuso. Decidieron pagarle treinta monedas de plata. Y desde entonces Judas buscaba una oportunidad para entregarlo.
Evangelio de Mateo 26:14-16
Judas sinónimo de traición, alguien vil, codicioso, con poca moral, falso amigo y un discípulo hipócrita. Lo admirable es que Jesús lo amaba, como amaba a los otros once discípulos. Judas anduvo con Jesús en su ministerio itinerante por tres años o un poco más, lo conoció, escuchó sus enseñanzas y sermones, vio la sanidad en los enfermos y milagros por la fe de su Maestro, dormía en el mismo lugar donde se dormían o se hospedaban, la misma comida era igual para todos. Jesús confió en Judas y lo nombró tesorero de las finanzas que mujeres y hombres creyentes y fieles a la misión de Jesús entregaban, para cubrir las necesidades del grupo, aún así Judas era ladrón, tomaba de esos recursos. Lo más triste y lamentable es que este traidor nunca creyó en Jesús como el Mesías prometido al pueblo de Israel, el Salvador de la humanidad enviado por Dios el Padre. Jesús nunca estuvo en las expectativas de Judas y en el momento preciso ofreció su cabeza a los sacerdotes del Consejo Supremo Judío llamado Sanedrín, ofreciéndoles que él se los entregaría en el momento oportuno por treinta monedas de plata que fue el precio que ofrecieron.
A esos religiosos les convenía porque sus intenciones era matar a Jesús, porque ellos decían que estaba afectando los intereses del templo y de la religión por sus requerimientos del pueblo. Además, porque ellos tenían envidia, se daban cuenta que multitudes seguían a Jesús para escuchar sus enseñanzas. Justificaban su desprecio por Jesús porque decían que quebrantaba la ley de Moisés y en forma particular y enfática el día sábado que Jesús no guardaba porque sanaba enfermos en ese día. El traidor logró su propósito, entregó a Jesús estando con sus discípulos en el Huerto de Getsemani a la policía del templo.
En la historia antigua, moderna y en nuestros días han aparecido traidores a una causa, a un país, a un sistema de buen gobierno a los buenos líderes, es tan ruin la actitud malvada de estos Judas. Cuando tú y yo decidimos creer en Cristo el Señor y Salvador, le ofrecimos nuestra vida y nuestra fidelidad, jamás claudiquemos en nuestra fe, amistad y en nuestro amor por Él.
El mismo dice: “Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida” Apocalipsis 2:10.
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