Nos ha nacido un niño, Dios nos ha dado un hijo, a ese niño se le ha dado el poder de gobernar ; y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz.

Profeta Isaías 9:6

El pueblo de Israel en el Antiguo Testamento no le llamada a Dios, Padre, mucho menos que le llamaran Abba, porque este término es de más intimidad: papá. Los niños judíos refiriéndose al padre le dicen: Abba, papi y en cualquier raza o idioma los hijos pequeños se refieren de esa manera a su padre. Los israelitas y después llamados judíos le dieron varios nombres a Dios, uno de ellos es Hashen: Eterno.

El profeta Isaías profetiza que en el futuro al Rey mesiánico se le daría el nombre de: Padre Eterno. Jesús de Nazaret enseñó a sus apóstoles a orar y lo hizo con la oración que le llamamos: padre nuestro, ya que él deseaba que sus seguidores tuvieran una mejor relación con Dios y una íntima comunión con Dios como Padre. Jesús usó el término Abba y cuando agonizaba crucificado volvió a usar este término.

Cuando Jesús el Mesías reine sobre el mundo en el futuro al establecer su reino, el profeta dice que se le dará el nombre de Padre Eterno, porque él y el Padre son una sola sustancia, un solo ser. Cuando hacemos nuestras oraciones nos referimos a Dios como Padre en el nombre poderoso de Cristo porque él es nuestro Salvador, Mesías,  y mediador. En algún día, en el futuro ya no le llamaremos así, sino le llamaremos Padre Eterno.

Ten comunión o intimidad con Dios, nos comprende y le agrada esa intimidad con sus hijos, Él es nuestro Abba Padre.

Lee Mateo 6:9-14