Levántate, Pedro; mata y come —le dijo una voz. —¡De ninguna manera, Señor! —respondió Pedro— Jamás he comido nada impuro o inmundo. Por segunda vez le insistió la voz; lo que Dios ha purificado, tú no lo llames impuro. Esto sucedió tres veces, y en seguida la sabana (la cual tenía toda clase de cuadrúpedos, reptiles y aves) fue recogida al cielo.

Hechos de los apóstoles 10:11-16

Según la ley de Moisés los hebreos, israelitas o judíos no podían comer ciertos animales, aves y reptiles, porque Dios les dijo que eran animales que podían contaminar su salud física. Así que Pedro siendo judío tenía esto muy claro en su mente. En ese medio día que estuvo orando en la azotea de la casa donde estaba hospedado tuvo hambre y en ese momento tuvo una visión o éxtasis, de una sábana que descendía del cielo con todo tipo de animales prohibidos por la ley de Moisés (Levíticos 11) y Dios le dijo: “Pedro levántate mata y come” Pedro respondió a la voz que él no podía comer nada inmundo. —Dios dijo que lo que Él purificó no está impuro o contaminado, por lo que Pedro podía comer de cualquiera de esos animales.

Pedro estaba siendo escrupuloso y lo lleva a desobedecer a Dios. Los judíos tenían ciertos prejuicios con los no judíos llamados gentiles, los consideraban personas no gratas, contaminadas por sus costumbres y paganismo, no había amistad entre ellos, el evangelio no podía ser compartido con ellos y no podían formar parte del reino de Dios. Por medio de la visión estaba Dios ayudando a Pedro a salir de sus prejuicios raciales, porque momentos después llegaron unos gentiles enviados por un rico y militar que buscaban a Pedro a sugerencia de un ángel de Dios para que escuchara el evangelio de Jesús el Cristo, su muerte y resurrección. El Espíritu Santo le dijo a Pedro ve recíbelos y ve con ellos. Cornelio al oír el mensaje de Pedro se convirtió él, su familia y otras personas más, recibiendo el bautismo del Espíritu Santo.

Pedro dejó a un lado sus prejuicios racistas. Jesús les había dado el ejemplo, su amor, su sacrificio, su evangelio de amor, y salvación que es para todo el mundo (Evangelio de Mateo 28:18-20). Compartamos este evangelio con cualquier persona, nacional o extranjero, pobre o rico, culto o ignorante.

Lee Hechos 10:9-23