“Qué no hice por ustedes? Lo que tenía que hacer lo hice. Yo esperaba que hicieran lo bueno, pero sólo hicieron lo malo.”

Libro del profeta Isaías 5:4

Dios en su infinito amor y por su gran misericordia, espera de nosotros que tengamos sabiduría para discernir los asuntos de esta vida, Él desea que apliquemos su sabiduría o conocimiento sobre los peligros que nos rodean por causa del hombre que no tiene temor de Él y que busca la manera de influenciarnos con su forma de pensar y actuar.

La gente de Israel o pueblo judío en su gran mayoría reprochaban a Dios el descuido que tenía para con ellos, pero Él les dice: —que ha hecho mucho o todo por el bien de ellos, lo que el decidió hacer en su favor lo hizo- los reproches salen sobrando, a pesar que les dio sus bendiciones y les concedía lo que ellos le pedían o necesitaban, lo hizo. Dios esperaba que hicieran lo bueno, lo correcto responsablemente, pero se comportaron mal, lo desobedecieron, su actitud fue grosera y obstinada, hicieron lo malo y aún así le reprochaban que no había tenido cuidado de ellos.

A veces el ser humano, tu y yo, deseamos las bendiciones de Dios en diferentes áreas de nuestra vida y en diferentes tiempo, pero hay algo incongruente en nosotros por lo que no recibimos su ayuda o su apoyo. Aun nos expresamos de Él en forma negativa, inconformes cuando somos nosotros los culpables por nuestra actitud y nuestro comportamiento el cual no ha sido el adecuado. Lo que es peor, es que nos hemos olvidado que en el pasado Dios siempre estuvo con nosotros como un Padre amoroso y pendiente de nuestras necesidades. Dice el sabio Salomón: “El que acata sus órdenes no sufrirá daño alguno. El corazón sabio sabe cuándo y como acatarlas” —libro de Eclesiastés 8:5.

Santiago escribió la carta que lleva su nombre en el Nuevo Testamento capítulo 1:5 nos aconseja: ”Si alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará.” Es un buen consejo, para que todo vaya mejor en tu vida.

Lee Santiago 1:2-8