El escritor Santiago en el Nuevo Testamento dedica el capítulo tres de su carta a exponer la maldad de la lengua. Entre otras cosas dice:

“la lengua es un miembro muy pequeño del cuerpo, pero hace alarde de grandes hazañas. ¡Imagínense qué gran bosque se incendia con una pequeña chispa! También la lengua es un fuego, un mundo de maldad. Siendo un de nuestros órganos, contamina todo el cuerpo y, encendida por el infierno, prende a su vez fuego a todo el curso de la vida” (3:5-6).

Lo más lamentable es que el chisme induce a la depresión, a la baja autoestima, al desequilibrio físico, emocional y en caso extremo a empujar al suicidio. Cuando recibas alguna información sobre otra persona conocida, familiar o amistad no hagas preguntas y termina esa conversación o pasa a otro tema, no te prestes. Si la información es contra tu persona, dile a quien te informa quien se lo dijo, si no te quiere decir es un invento de esa persona y toma tus precauciones. Si te da el nombre de quien le ha informado contra ti, pídele que vaya contigo para enfrentar tranquilamente a la persona que se ha expresado mal de ti. Recuerda lo que dice Salomón: “Sin leña se apaga el fuego …”

Lee Santiago 3:3-12