Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra.

Carta a los Colosenses 3:1-2

La vida es incierta, a veces tenemos logros y otras veces fracasos; la verdad que nos parece inverosímil esas bajadas en las que nos sentimos inconformes, hay algo que no es congruente en nuestra situación, a veces es lo físico, la enfermedad afecta a alguien de la familia o a nosotros en lo personal. Otra veces en el trabajo o el negocio en el que no tenemos satisfacción. Así hay otras tantas dificultades que llegan a nosotros o a nuestra familia, y es un comenzar de nuevo.

Los cristianos de la ciudad de Colosas estaban también en circunstancias no favorables, están preocupados por su seguridad material y su seguridad personal, los vigilan los enemigos por ser seguidores de Jesucristo, no era nada fácil batallar con esa inseguridad o riesgo de ser maltratados o ser llevados ante las autoridades. El apóstol les aconseja que busquen a Dios por medio de Cristo Jesús, que está a un lado de Él para  interceder en favor de ellos. Que se concentren en lo bueno y maravilloso que hay en el cielo, donde hay una vida apacible, de descanso, de paz y de innumerables bendiciones y no poner sus ojos, su mente, en las preocupaciones y sinsabores que produce la vida en la tierra.

Como no estamos todavía en el cielo sino en la tierra, debemos vivir en la satisfacción de nuestra relación con Cristo, quién también padeció las mismas pruebas, las mismas carencias, que nosotros. Los sufrimientos en su vida no fueron fáciles de sobrellevar, pero logró superar todo, aún la muerte de cruz que experimentó. Tuvo muchas  satisfacciones en su vida, como servir y ayudar a muchos. Disfrutó la amistad con familias e individuos con alegría a pesar de su pobreza material, era un hombre joven que supo divertirse y gozar del compañerismo de sus amigos. Sintió gratitud por las mujeres que ofrecieron de sus bienes para satisfacer sus necesidades materiales y de sus discípulos.

Él nos enseña que debemos vivir con satisfacción, teniendo fe en que Dios nos dará seguridad y proveerá a nuestras necesidades, sean físicas, emocionales, espirituales o materiales. Tengamos fe en Él y vivamos en la victoria de Cristo Jesús sin perder la esperanza que un día en el futuro seremos arrebatados de este mundo para vivir para siempre con Él. Confiemos, “El Señor mismo irá delante de ti y estará contigo; nunca te dejará ni te abandonará. No temas ni te desanimes” (Deuteronomio 31: 8).

Lee Colosenses 3:1-4