Entones los apóstoles le dijeron al Señor: –¡auméntanos nuestra fe! — “Si ustedes tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza” -les respondió el Señor – podrían decirle a este árbol: “desarráigate y plántate en el mar” y les obedecería. (Lucas 17:5,6)

Te has preguntado en alguna ocasión, cuando los asuntos en tu vida no logras encontrar una respuesta o solución, o cuando tu salud se ha quebrantado inesperadamente. ¿De qué tamaño es mi fe? Los discípulos de Jesús de Nazaret estaban preocupados, cuando su Maestro les está advirtiendo a que se cuiden de los tropiezos y de quienes los provocan, entre esos tropiezos esta la traición. Y les dijo: ¡cuídense! Así también de la ofensa, en la que tienen que perdonar, aunque no sean culpables. Por el temor que les embargó sus palabras, ellos le dijeron a manera de súplica: “Señor, aumenta nuestra fe”.  

Considero que es una petición que muchos creyentes en Él lo hemos repetido. Creo que es válida esta petición, por el desespero que provoca una situación dada que es adversa a nuestra seguridad personal, a nuestra integridad, o a alguien del círculo familiar. Pedir un aumento de la fe debe hacerse en Cristo; ¿De qué tamaño deseamos esta fe?, debemos considerar no el tamaño, sino la calidad de la fe que tengamos en los propósitos de Dios, en su poder para solucionar aquello que nos está afectando. Es por eso que el Señor les dijo a los discípulos y también a nosotros: …”si tuvieran una fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrían desarraigar ese árbol y plantarlo en el mar tan solamente con una orden y les obedecería”. Eso es calidad de fe, efectiva, que cree en lo imposible, porque en Cristo hay poder para resolver todo asunto, dificultad, enfermedad, malestar o tropiezos.  

El Señor Jesucristo ha declarado, que todo lo que pidamos al Padre en su nombre creyendo, lo recibiremos. Pidan y se les dará, es promesa de Él.  

La pregunta a responder es: ¿De qué calidad es mi fe en Cristo? Aunque sea del tamaño de una semilla de mostaza. Todo depende de mi relación e intimidad con Cristo y mi obediencia a Dios nuestro Padre y continuar creciendo.

Lee Lucas 17:1-6