Saliendo del paréntesis:
Nuestra cara debe gustarnos, porque como ya dije, es nuestra identidad, singularidad e individualidad ante los demás. —Pero también:
Debe reflejar nuestro carácter interno.
El cómo nos sentimos interiormente produce una respuesta emocional que con el tiempo se marca en las líneas de nuestra cara. Así como debe gustarnos nuestra cara, también nuestro rostro debe gustarnos, porque es nuestra apariencia, lo que tu rostro dice de ti refleja tu personalidad. No debemos empequeñecernos, subestimarnos, despreciarnos y tener complejo de inferioridad, para nada, somos hijos de Dios, traemos su imagen en nosotros.
Sin parecido a Narciso, cada persona es única y valiosa, como tú y como yo; porque tenemos características que nos hacen especial: rasgos físicos, sentimientos, gustos, intereses, así como capacidades. No olvidemos: “En el agua -como en el espejo- se refleja el rostro, y en el corazón se refleja la persona.” Reflejemos más a Cristo en nuestra vida.