“En esto se presentó un experto en la ley y, para poner a prueba a Jesús, le hizo esta pregunta: Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredad la vida eterna? Jesús respondió: —¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo la interpretas tú? Como respuesta el hombre citó: “Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser, con todas tus fuerzas y con toda tu mente” y “Ama a tu prójimo como a ti mismo.”—Bien has contestado, le dijo Jesús, haz eso y vivirás.”

Lucas 10:25-28

El ser humano desde la antigüedad hasta nosotros, desean encontrar la respuesta de su vida futura, qué hacer para tenerla antes y después de morir, el apóstol Pablo responde a esa interrogante, “No por obras meritorias para que nadie se jacte”.

El hombre por más inteligente que sea no puede hacer nada para lograr la vida eterna con Dios. Un joven vino a Jesús y le dijo: “¿Maestro bueno, qué debo hacer para heredar la vida eterna?”, a Jesús le agrado el joven por su interés en la vida eterna, por su necesidad espiritual. Le dijo que debería repartir entre los necesitados su dinero y sus bienes materiales y que fuera su discípulo, que lo siguiera. El joven muy pensativo por la respuesta, se fue muy triste porque amaba su fortuna. Estaba a su alcance el consejo de Jesús, pudo hacerlo y después seguir a Jesús como un discípulo. Muchas personas hacen obras caritativas, reparten sus bienes o dejan su fortuna a la religión y con eso creen que pueden heredar el cielo, pero ellos nunca reconocieron a Jesús como su Salvador personal, en sincero arrepentimiento. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida, nadie puede venir al Padre sino es por mi”. “Yo soy la puerta el que por mi entraré será salvo”, salvo de la condenación eterna.

Casi todas las personas deseamos ir al cielo pero, debemos reconocer nuestra insuficiencia para lograrlo, necesitamos necesariamente a Cristo quien pagó con su muerte nuestra eterna salvación. Así, después de morir llegaremos al cielo que ha prometido Jesucristo. De ti depende el que tomes la decisión conveniente a lo que Jesús pide, porque el tiempo de la existencia para cada uno es limitado, aunque no lo deseamos tenemos que morir, cada día que transcurre nos lleva al final de nuestra vida aquí en la tierra. Toma ya tu decisión de creer en Él y de invitarlo a entrar a tu vida, renunciando a lo que idolatras, confesando tus pecados a Dios y tendrás la seguridad de alcanzar la vida eterna. Cristo lo dijo: “Donde yo esté, quiero que ustedes estén conmigo.” Es una promesa, créela.

Lee Lucas 10:25-37