SAULO DE TARSO. Su nombre en hebreo por ser judío era: Sha’ul (el que ruega o pide), helenizado Saulo:  Paulus: Pablo (latín Romano pequeño, humilde).

En su odio hacia los discípulos o seguidores de Cristo, camino a Damasco, de pronto escuchó la voz: Shaul, Shaul o SAULO, SAULO “¿por qué me persigues? ¿Quién eres Señor? preguntó. “Yo soy Jesús, a quien tú persigues” (Hechos 9:1-31). Ese encuentro de Saulo con Jesús transformó su vida y recibió el llamado a servir en la expansión del evangelio.

Tienes que comprender y aceptar que Dios te conoce por tu nombre y te ha dado la facultad de ser su hijo o hija y posiblemente saber que un día en el cielo el te dará un nuevo nombre: “… Al que salga vencedor le daré del maná escondido, y le daré también una piedrecita blanca en la que está escrito un nombre nuevo que sólo conoce el que lo recibe” (Apocalipsis 2:17).

¿Qué te parece? Tu y yo tendremos un nuevo nombre que Dios nos dará. ¿Te puedes imaginar cuál será y por qué? Termino diciendo como al principio: los nombre tienen un significado, que sabía quién nos lo puso. 

Lee Hechos 9:1-19