3o. Espiritualmente. Lo invitó, casi una orden, “sigue, ve al monte de Horeb, ahí te veré” Se le apareció y habló con él y escuchó la queja del profeta. Cuando sufras de soledad, de angustia o cualquier otro pesar encuéntrate con Dios habla con Él, exprésale tu queja, tus miedos, tu necesidad y Él te responderá. No sufras sola o solo, reúnete con Él, Elias lo hizo en una cueva, y tú, como dijo Jesús “entra a tu recámara y ora en secreto, tu Padre que te ve en lo secreto te recompensará en público.”(Mateo 6:6).
Escuchó la queja del profeta, de que había quedado solo, que habían matado a los otros profetas y ahora también quieren matarlo. Dios ayudó al profeta.
4o. Socialmente. Porque le dijo, regresa al trabajo, ve al desierto de Damasco y unges a Jazael como rey de Siria; a Jehu hijo de Nimsi como rey de Israel; unge también a Elíseo como profeta para que te sustituya, y reúnete con las 7 mil personas que me han sido fiel.
Se puede salir de la soledad, de la angustia y la depresión con un nuevo enfoque en nuestra vida, no importa la edad que se tenga, debemos relacionarnos con otros que forman la familia de Dios, asistir a las reuniones de la iglesia, buscar nuevas amistades y realizar otras actividades. No debemos aislarnos. Utiliza tu soledad como un impulso para consagrarte nuevamente al Señor tu Dios y a tu Padre maravilloso. El no te ha dejado sola o solo. No permanezcas bajo el árbol de la desesperación, otros se levantaron de ahí, enfrentaron sus batallas, salieron victoriosos con la ayuda del Señor. Te aconsejo que sigas estas cuatro sugerencias que le sirvieron al profeta Elias y el Espíritu de Dios te ayudará, es mucho mejor su ayuda que la de un ángel.
Lee 1 Reyes 19:9-18