“Y a ustedes, ¿quién les va a hacer daño si se esfuerzan por hacer el bien? ¡Dichosos si sufren por causa de la justicia! No teman lo que ellos temen, ni se dejen asustar. Más bien, honren en su corazón a Cristo. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.”

1a. carta de Pedro 3:13-15

El apóstol Pedro en esta carta da instrucciones precisas a sus lectores de su manera de comportarse ante los extraños y si hay sufrimiento saber afrontarlo con fe y esperanza. Estas instrucciones son también para nosotros, para que aquellos cristianos, así como nosotros soportemos toda situación con valor, fe y esperanza de que el Señor Jesucristo nos dará la victoria.

Primeramente dice que debemos tener buena conducta en nuestras relaciones humanas y con los extraños (Vv. 1-12). Hay mucho que decir de esto, lo más sabio es leer estas indicaciones y vivirlas. El pregunta, ¿quién podrá hacerles mal o afectarlos sin ustedes hacen el bien?, la respuesta es, nadie, porque ellos tendrán respeto a nuestra persona por nuestro comportamiento.

Segundo, no debemos temer o tener miedo a nadie, ni a lo que ellos tienen miedo. Un ejemplo es esta pandemia, recordemos “ninguna plaga tocara tu vivienda”, toda la gente en su mayoría le teme, tienen miedo de morir. Para nosotros un virus de la naturaleza que sea u otro tipo de enfermedad si es para muerte es que Dios lo permite, si no es para que muramos Él nos guardará de todo mal.

Tercero debemos santificar nuestro corazón, para honrar al Padre y a Cristo Jesús, él dijo: “Bienaventurados o dichosos los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios” (Mateo 5:8). Debemos honrar a Dios, vivir en Cristo, no avergonzarnos de Él, ser justos, honestos y sinceros en nuestra fe.

Cuarto, debemos estar preparados, con argumentos para explicar las verdades del evangelio de Cristo, la esperanza que tenemos en Él sobre la vida eterna, sobre el morir físicamente y la seguridad que tenemos de llegar al cielo para estar con Él para siempre. También explicar su regreso a este mundo, y sobre el juicio final. Es decir, compartir las verdades básicas y fundamentales sin entrar en discusión, hacerlo con mansedumbre, y paciencia. “Todo lo puedo en Cristo que fortalece” (Filipenses 4:13).

Lee 1 Pedro 3:8-17