“La paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden”

Juan 14:27

Un pastor cristiano estaba en una ocasión en un restaurant, observó que la mujer que les atendía estaba un poco absorta, es decir: distraída, pensativa y triste. El pastor le dijo a la camarera: “Si hoy pudieras pedirle a Dios algo en tu vida” ¿qué le pedirías que haga por ti? Ella le respondió, que tenía un par de días que había muerto su abuelita a la que tanto amaba, no podía comprender y eso le causaba desánimo. Sus padres nunca le enseñaron de Dios porque no creían en Él, nadie de la familia sabía de Dios incluyéndola a ella, no porque ella lo rechazara sino porque no sabía.

Muchas personas siguen la corriente, se esfuerzan por llegar al fin de semana, o al fin de mes o al fin del año, tratando de darle sentido a todo. ¿Por qué el ser humano se siente tan vacío y sin paz personal? No sólo el que no cree en Dios, sino todos en ciertos momentos y circunstancias perdemos o no tenemos paz. Hace 8 días aquí en nuestra ciudad un hombre de mediana edad, estando dormido lo despertó un dolor agudo, su hijo llamó a la ambulancia y cuando llegaron los paramédicos estaba muerto, diagnosticaron un infarto. La mamá de este hombre a quien conozco vive en otra ciudad distante y ella no encuentra consuelo, está muy desanimada y triste, eso me escribió su hija.

No parece que exista una razón que nos satisfaga para seguir esforzándonos en todo y no tener tranquilidad y satisfacción. Posiblemente por los reveses de la vida que nos golpean. La joven camarera de nuestro relato no tenía paz, ante la pérdida de su ser amado. Algunos dicen: es que estoy sólo o sola, otros expresan: si tan solo el padre o la madre de mis hijos me amara un poco, unos más declaran: si pudiera tener más dinero o ganar mejor salario sería todo diferente. Y las declaraciones continúan. —Si esta mañana pudieras pedirle a Dios algo en tu vida, ¿Qué le pedirías que haga por ti? La camarera lo entendió bien y recibió lo que anhelaba. La mayoría de nosotros sentimos que necesitamos algo más, y la palabra que lo abarca todo es:  Paz.

El apóstol Pablo les dice a los creyentes en Cristo de Tesalónica: “Que el Señor de paz les conceda su paz siempre y en todas las circunstancias. El Señor sea con todos ustedes.” (2 Tesalonicenses 3:16).

Continúa…

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