“Pero Dios que es rico en misericordia, por su gran amor por nosotros, nos dio vida con Cristo, aun cuando estábamos muertos. ¡Por gracia ustedes han sido salvados!  Y en unión con Cristo Jesús, Dios nos resucitó. . .” 

Carta a los Efesios 2: 4-6

Cuando se nos compartió de Cristo tuvimos la experiencia de la salvación del alma y un nuevo propósito en nuestra existencia. La seguridad se nos fue dada no sólo para esta vida sino para vivir para siempre con Dios después de morir físicamente. Esta nueva vida fue lograda por Cristo con su muerte y con su resurrección por el poder de Dios su Padre. Reconocimos que habíamos pecado en diferentes formas y sobre todo que vivíamos sin Dios por nuestra desobediencia, nos arrepentimos pidiendo perdón y Dios por su gran misericordia nos perdonó, no por nuestros méritos sino por los méritos de su Hijo Jesucristo.  Recibimos de Dios el regalo de la fe y la depositamos en Cristo Jesús, reconociendo verdaderamente que él murió y resucitó para nuestra eterna salvación. Nos dio su paz, su gozo y su presencia; otorgándonos el Don del Espíritu Santo.

Desde entonces tenemos una vida nueva en Cristo, no estamos solos, tenemos bendiciones sobre salientes, primero, el Espíritu Santo nos guía a toda verdad, nos ilumina para que comprendamos las Sagradas Escrituras (La Biblia), nos aconseja, nos protege y nos fortalece. Él vive en nosotros; nos da dones o habilidades para servir en su iglesia local o en otras áreas fuera de ella. Segundo, nos da una familia espiritual, la comunidad de cristianos donde podemos crecer en la fe y en el conocimiento de nuestro Señor Jesucristo.  

Disfruta tu nueva vida en Cristo, obedece sus mandamientos, sírvele y da gloria al Padre.

Lee Efesios 2:1-10