¿Con quién compararán a Dios? ¿Con qué imagen lo representarán?


Profeta Isaías 40:18

¿Puedes responder esta pregunta del profeta? Posiblemente tengas una respuesta apropiada o no, la gente a quién se refiere el profeta Isaías eran fanáticos de ídolos de madera, de bronce o de otros materiales incluyendo la plata y el oro, pero cuán equivocados estaban, no solamente ellos, ya que, en cada generación de la humanidad, épocas o periodos de tiempo, así como en diferentes civilizaciones o razas, se ha tenido un concepto equivocado de quién es el Dios verdadero, el Yo Soy, el Eterno, el Señor, el Todopoderoso. El profeta les recuerda: ¿Acaso no lo sabían ustedes? ¿No se habían enterado? ¿No se les dijo desde el principio? ¿No lo entendieron desde la fundación del mundo? —  El reina sobre la bóveda de la tierra, cuyos habitantes son como langostas. El extiende los cielos como un toldo y lo despliega como carpa para ser habitada. El anula a los poderosos, y a nada reduce a los gobernantes de este mundo.—

Dios declara: ¿Con quién, entonces, me compararán ustedes? ¿Quién es igual a mí?, dice el Santo. —Alcen los ojos y miren a los cielos: ¿Quién ha creado todo esto? El que ordena la multitud de estrellas una por una, y llama a cada una por su nombre. ¡Es tan grande su poder, y tan poderosa su fuerza, que no falta ninguna de ellas! ¿Acaso no lo sabes? ¿Acaso no te has enterado? El Señor es el Dios eterno, creador de los confines de la tierra. No se cansa ni se fatiga, y su inteligencia es insondable.— (vv. 21-23, 25-26, 28).

El profeta Isaías predica una homilía (sermón explicativo) sobre la grandeza inmensurable de la grandeza de Dios como creador y como gobernante del mundo, su perfecta suficiencia de su conocimiento por su perfecta inteligencia, comparado con la insignificancia de todo lo que existe en comparación con El y por lo cual no se puede hacer de Él, ni se debe hacer una comparación con alguna representación hecha por un artesano o por cualquier individuo ignorante, es irreverencia, es pecado de idolatría y es de mal gusto.

El profeta exalta la maravillosa y perfecta sabiduría de Dios, así como su justicia perfecta, conocimiento y prudencia. Exalta el profeta la verdadera Divinidad, su poder ilimitado. No hay nada tan grande o perfecto que se le pueda ofrecer como una ofrenda, solamente se requiere un corazón humano contrito, humilde, sincero, responsable y fiel, ese individuo o persona es agradable a Dios.

Continúa…

Lee Isaías 40:12-18