“Pidan, y se les dará; busquen y encontrarán; llamen, y se les abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.”

Evangelio de Mateo 7:7-8

En estos versículos que contiene la declaración de Jesús respecto a la oración estaremos meditando en los tres términos uno cada día: Pedir, Buscar y Llamar.

Vivimos tiempos difíciles donde la incertidumbre es el pan de cada día en la mayoría de la gente en cualquier lugar del mundo. Algunas causas, son el ritmo acelerado con que se vive, el costo de la vida en lo material, la ciencia con sus  descubrimientos, la electrónica que avanza aceleradamente, la ciencia de la comunicación y un sin número de novedades cada semana. Pero también otra causa, es la vida moral de los pueblos, el deterioro social y familiar, la condición espiritual tan escasa que la gente no percibe que lo necesita o lo pone al margen de su vida.

Los seguidores de Jesucristo tenemos la maravillosa ayuda del Espíritu Santo, el cuál nos apoya en esos momentos de caer en situación desesperante o depresiva, nos da la fortaleza en continuar confiando en el Señor y en sus propósitos. La declaración de Jesús nos invita a que en toda situación adversa —pidamos—la ayuda o la intervención de Dios en todo asunto.

Mateo 7:7 es un camino, es una oportunidad valiosa que debemos seguir, porque la oración es el camino a lo divino y a lo sobrenatural. La oración es la respuesta a las necesidades de la gente y del pueblo de Dios. El pedir en la experiencia de lo imposible es una esperanza para recibir la respuesta en el momento oportuno. El pedir en oración a Dios es calmar nuestra  pena, dolor, la agitación de nuestra alma, así como llegar a comprender y obedecer la voluntad de Dios en nuestras circunstancias. Jesús dice: -Pidan y se les dará.- No te sientas cohibido ante la grandeza de Dios, quien es ya nuestro Padre, el cuál nos ama y nos comprende, y ten la seguridad que oirá tu petición y responderá a tu necesidad. Acude a Él con la fe y la seguridad, su bondad es maravillosa.

Continúa…

Lee Mateio 7:7-8