“Defiendan la causa del huérfano y del desvalido; al pobre y al oprimido háganles justicia. Salven al menesteroso y al necesitado; líbrenlos de las manos de los impíos.”

Salmo de Asaf 82:3-4

Cuánta injusticia hay en este mundo, el hombre es malo por naturaleza, entre sus males están, afectar o ser injusto con el huérfano. La orfandad es muy triste, lamentable. No es culpable el hijo o hija de que sus padres hayan muerto cuando más los necesitaban y eran necesarios para tener una formación de vida decente y adecuada. Estos hijos en sus propias necesidades fueron y son vituperados, maltratados por parientes, o por desconocidos ya fuera en orfanatos o en hogares sustitutos. Asaf dice, a las personas justas o buenas, defiende la causa del huérfano. Es linda la intervención cuando se ayuda y se defiende a los huérfanos sean niños, o jovencitos, más tarde recibirán su recompensa de parte de Dios y el reconocimiento de sus conocidos. Hay personas que toman en adopción a niños huérfanos, les dan amor, hospitalidad, protección, educación y  apellidos, los reconocen como hijos y los ayudan a tener una formación integral. 

Asaf dice que se debe defender la causa del desvalido. Un desvalido es aquel que necesita ayuda y protección, es indefenso, vulnerable. Incluye el matiz específico de una persona que no es capaz de valerse por sí mismo, sea en un momento puntual o en tiempo prolongado por sus circunstancias. Puede ser un minusválido, analfabeta, una viuda sola, una persona abandonada y otras más. La ayuda debe ser oportuna, defenderlo de la injusticia o proveerle orientación, ayuda médica o material.

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