Los ojos son un regalo maravilloso de Dios. Podemos mirar los hermosos jardines botánicos y ver una expresión de la serie de colores vivientes y hermosos que Dios creó. Podemos mirar hacia el cielo y observar el sol, la luna, los planetas, los cometas y los eclipses de sol y de la luna. Hay otros medios para observar el mundo macrocosmo y microcósmico. 

El Rey David escribió el salmo 73 y expresa acerca de lo que debemos ver. Podemos ver un mundo pecaminoso, contemplar nuestro propio yo, podemos ver a un Rey Soberano. La pregunta sigue en pie, ¿hacia dónde estás mirando? ¿Estás mirando en alguna dirección? ¿Es hacia el lado correcto? Son preguntas de reflexión en este año que está avanzando. No te equivoques.

En el inicio de este salmo, David habla en cuanto a la grandeza y la bondad de Dios. Pero pronto sus ojos se dirigieron hacia el mundo, hacia sí mismo y finalmente hacia Dios. ¿Qué pasa cuando miramos al mundo?

Vemos su prosperidad. (v. 3) La prosperidad no debe ser igualada con el mal. Pero cuando la raíz de la vida de la gente es el amor a los bienes materiales, eso los arrastra a la codicia, avaricia y otros males que para Dios son pecaminosos.

Vemos el poder del mundo. (v. 4) Por un tiempo los imperios poderosos, y los pequeños o grandes gobernadores en el mundo y obradores de maldad parecían tener una fortaleza duradera pero no fue así, ¿donde están los Césares, Bonaparte, Alejandro Magno, Hitler, y otros más. En la actualidad el comunismo parece fuerte con el mal, predominando la explotación y control del trabajador, el derecho a la libertad de los ciudadanos, promoviendo el ateísmo y otros males. El capitalismo que también elimina a Dios de la vida por su amor al poder, al expansionismo económico, a la explotación de países pobres, parece ser muy fuerte por un tiempo. Pero no podrá resistir las tormentas que le ha llegado y las peores que le llegarán y un día ambos sistemas terminarán.

Continúa…

Lee Salmo 73:1-4