“Ciertamente, la ira de Dios viene revelándose desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los seres humanos, que con su maldad obstruyen la verdad.”

Romanos 1:18

El apóstol Pablo presenta la tesis del mal que impera en la humanidad, todos se descarriaron, cada quien tomó su propio camino, sin tomar en cuenta a su creador. El mal imperaba en todo lugar, desde entonces hasta nuestros días el ser humano se ha descarriado, vive como se le da la gana, no tiene temor a Dios, y ningún poder humano puede detenerlo en su loca manera de actuar. El hombre y la mujer son malos por naturaleza, todos tenemos en nuestro ser la raíz del mal. Es por esto, de la criminalidad, idolatría, injusticia, crueldad, impunidad, maldad, explotación, perversidad y toda suerte de males. No hay nadie que haga lo bueno, de ahí la aplicación perfecta de la justicia de Dios. En su gran misericordia nos ha dado a su Hijo Jesús para que por medio de Él todo ser humano tenga la oportunidad de arrepentirse, pedir perdón a Dios por medio de Jesucristo para tener una vida diferente, de aquí en adelante su actuar será aceptado por Dios.

Desde hace dos mil años Jesús el Mesías vino a este mundo para demostrar el amor de su Padre y redimir al ser humano, desde entonces Dios está creando a una nueva humanidad y cuando termine vendrá el juicio final para todos los seres humanos para condenación con excepción de los que fueron rescatados de su manera inútil de vivir por medio de su Hijo para que todo aquel que en Él crea no se pierda en la condenación eterna sino que tenga vida eterna con Dios (Juan 3:16).

Cuando termines de leer el capítulo 1 y 2 de la carta a los Romanos, puedes hacer una oración dando gracias, porque tú ya eres parte de esa nueva humanidad como creyente que eres en Jesucristo el Mesías, Señor y Salvador. 

Lee Romanos 1:18-32