Ellos son vencidos y caen, pero nosotros nos erguimos de pie y permanecemos

Salmo 20:8

¿Recuerdas la última vez que te caíste? Alguien nos dijo que hicimos el ridículo, otros sintieron leña por nosotros, otros más se rieron. Tu, te reíste pero con molestia o con dolor o con vergüenza, te pusiste de pie, te sacudiste la ropa y continuaste caminando o lo que estabas haciendo. Las caídas son por descuido o por accidente imprevisto, algunas son fatales que va de por medio un esguince, una fractura o algo peor. Hay otro tipo de caídas que al principio no nos afectaron, hasta que alguien se dio cuenta y fue descubierta esa caída y nos sentimos avergonzados, sobre todo cuando lastimamos a la persona amada, o afectamos a otros, porque consideraron, cómo fue posible que nosotros hubiéramos hecho tal cosa. Caímos en la trampa de la mala o inadecuada oportunidad, la Biblia le llama tentación y cuando la ejecutamos Dios dice que pecamos contra Él, contra otros y contra nosotros mismos.

Esta caída o caídas están en el orden moral de nuestras relaciones humanas y son primeramente espirituales, porque en ambos casos involucramos y afectamos nuestra relación con Cristo, quien fue crucificado por nuestros pecados, y por nuestras aberraciones, debilidades y caídas. Él sufrió por todo eso. Ofendimos al Padre Dios como hijos que somos; al Espíritu Santo que está dentro de nosotros, el cual fue entristecido por nuestra caída. El salmista dice de los que viven sin una adecuada o buena relación con Dios por medio de Cristo que ellos son vencidos y caen, pero nosotros por el poder de Cristo y su Espíritu nos erguimos y de pie permanecemos. No caemos porque estamos aferrados al Señor, son nuestros descuidos que nos hacen caer. Oremos cada día para mantenernos de pie y demos gloria a Dios.

Lee Salmo 20