Los versículos 27-28 de Lucas 11 nos muestran a Jesús enseñando la verdad, pero una mujer arrastrada por la emoción, se subió en alguna grada para sobresalir y gritó: feliz el vientre que te dio a luz, y los senos que te amamantaron. O dicho de otra manera en lenguaje actual: “Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó”.
Uno puede recordar a la bendita, humilde y joven Miriam o Maria como la llamaron después, Virgen doncella de Nazaret. ¡Qué linda historia de ella y su prometido Yosef conocido como José! Aquí está esta mujer gritona recordando y bendiciendo a la madre de Jesús. Por cierto, ¿Has bendecido a la mujer que te trajo en su vientre y te dio a luz? Solo el día de las madres con un regalo, abrazo y un beso, ¿pero porqué no, la bendición En la salud y en la enfermedad? Aun cuando ella ya ha sido trasladada al cielo debemos recordarla con acción de gracias a Dios por haberla seleccionado para nuestro bien. En el cielo ella nos recuerda y espera que lleguemos donde ella está, igual es el deseo de nuestro papá.
“Dichosa la mujer que te dio a luz y te amamantó”. Jesús el Señor le respondió a la mujer con una enorme carcajada: “Dichosos más bien los que oyen la palabra de Dios y la obedecen.” O en lenguaje actual: “Dichosa más bien la gente que escucha el mensaje de Dios y lo obedece.”
El momento de la emoción es bueno, en todo evento o circunstancia de alegría y felicidad, aún nos emocionamos cuando escuchamos un mensaje o sermón que nos produce ánimo, u orientación. Pero la cosa más grande es una vida de obediencia en la rutina de todos los días. Los buenos sentimientos no pueden ocupar el lugar de la fidelidad en la acción. La palabra leída en la Biblia o en la disertación del predicador o maestro debe producir obediencia y acción. A eso se refería Jesús desde el inicio de la historia, tu casa interior o tu alma no puede estar desocupada porque lo desconocido, seres espirituales de maldad o conceptos errados a Dios, pueden llenar tu alma y te perderás. Es mejor llenar nuestra vida con el Espíritu de Cristo, el Espíritu Santo y debe ser cada día, tu y yo debemos solicitarlo a Él. Porque mientras estemos en esta tierra necesitamos de el Espíritu de Dios para vivir en paz, en el gozo de Cristo y cumpliendo con la voluntad de nuestro Padre Dios. Serás dichoso como dijo Jesús el Cristo.
Lee Lucas 11:24-28