Pilato mandó que se pusiera sobre la cruz un letrero en el que estuviera escrito >JESUS DE NAZARET, REY DE LOS JUDIOS< Muchos de los judíos lo leyeron, porque el sitio en que crucificaron a Jesús estaba cerca de la ciudad. El letrero estaba escrito en hebreo, latín y griego.
El hecho de que este título estuviera en tres lenguas o idiomas era un mensaje universal. En la traducción del Evangelio de Juan ese título continuó vigente y en más de tres mil idiomas la gente lee la causa de la muerte de Jesús en su propio idioma. Él era el Mesías o Rey de Israel y de los gentiles desde el principio.
El Idioma hebreo era hablado por la gente religiosa, sacerdotes, fariseos, saduceos, los ancianos. Por eso se enojaron y reclamaron al Gobernador y Procurador Pilato, respecto al título.
El mensaje de la cruz enseña que la religión no basta, fue eso que nunca aceptaron los judíos religiosos respecto a Jesús de Nazaret, llamándose el Hijo y enviado de Dios, el Mesías.
El idioma griego era la lengua de los sabios, de los filósofos y gobernantes griegos. La obra de Jesucristo, su muerte y resurrección es la única verdad indiscutible, no hay salvación en la sabiduría humana (I Corintios 1:18-21). La variante coiné del idioma griego, era la lengua del pueblo, del comercio internacional, es por eso que, el Espíritu Santo usó este idioma para que el evangelio cruzara fronteras. Muchos griegos y otros pueblos que hablaban esta variante llegaron a oír el mensaje de la cruz y se convirtieron a Jesucristo.
El latín o romano era la lengua de los poderosos, explotadores, expansionistas, imperialistas y genocidas. El ideal de los romanos era el poder irresistible. Pero la cruz enseña: “Para los que Dios ha llamado, lo mismo judíos que gentiles, Cristo es el poder de Dios y la sabiduría de Dios. Pues la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana” (I Corintios 1: 24,25).
El imperio romano decayó y desapareció, es historia; pero el evangelio del Cristo de la cruz y resucitado ha continuado a través de los siglos. ¡Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo! “No te avergüences del evangelio, pues es poder de Dios para la salvación de todos los que creen; de los judíos, primeramente, pero también de los gentiles.” (Romanos 1:16)
Hermano, hermana habla de Cristo, con tus conocidos, la gente está sensible ante los problemas que tenemos como país y los tiempos son malos.