Dice también el escritor Santiago en el versículo 14 de su carta “Pero si ustedes tienen envidias amargas y rivalidades en el corazón, dejen de presumir y de faltar a la verdad. Esa no es la sabiduría que desciende del cielo, sino que es terrenal, puramente humana y diabólica.” Fuertes acusaciones a sus ovejas y a todos aquellos que leemos sus exhortaciones.

Termina diciendo que, “la sabiduría de lo alto es pura, pacífica, bondadosa, dócil, llena de compasión y de buenos resultados.” Esta sabiduría de lo alto, del cielo o de Dios es también imparcial y sincera.

En el primer capítulo versículos 5 al 8 nos recomienda que si no tenemos sabiduría la pidamos a Dios, que Él nos la dará porque Dios es generoso, nos dará lo suficiente, ademas no hará ningún reproche si no la sabemos usar o que nos equivoquemos. Ser sabio es una virtud y trae buenos dividendos, somos agradables a otros y de manera especial a Dios, porque como hijos debemos tener un parecido a su Hijo Cristo Jesús quien fue tan sabio como hombre en todo y con todos los que lo conocieron durante su ministerio, de tal manera que sus enemigos se quedaban admirados de su sabiduría. Nuestro desafío es ser como Jesús.

Lee Santiago 1:5-8, 3:14-17