El profeta Miqueas presenta de parte de Dios tres requerimientos muy importantes y necesarios para que todos lo practiquen:
Amar La Misericordia
Que bendición para nosotros tener a nuestro alcance, la maravillosa misericordia de un Dios bueno. Si buscamos su ayuda Él se con padece de nosotros, si buscamos el perdón de nuestros pecados Él lo da porque es amplio en perdonar. Así mismo, nosotros debemos mostrar y practicar la misericordia con los necesitados, explotados e indefensos. Es muy agradable y satisfactorio cuando nosotros ayudamos a propios y extraños. Puede ser un consejo, una orientación, ayudar con dinero, en especia o con nuestras oraciones por la gente que necesita la ayuda de Dios y nosotros podemos ser un medio. Cuando compartimos el amor de Dios por su palabra con otros o les hablamos de Cristo como el único Salvador y Señor estamos amando la misericordia. El dijo: “felices los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia” (Mateo 5:7).
HUMILLARTE ANTE TÚ DIOS
La humildad es una virtud y es escasa en los seres humanos, porque por naturaleza, hay vanidad, orgullo, altivez y lo peor, soberbia. La palabra de Dios dice: “que él resiste a los altivos y los ve de lejos y da gracia a los humildes.” La humildad no es pobreza o aplicar la palabra a una persona sin estudios y sin dinero. La humildad es reconocer nuestra incapacidad de ser perfectos o autosuficientes. La soberbia en el hombre es aquella actitud en el que se siente tan capaz que no necesita a Dios para vivir y poder hacer y tener todo lo que desee. Esto es una gran aberración porque el hombre es un ser mortal.
Dios anhela y nos da la oportunidad de buscar la justicia, practicar la misericordia y ser humildes ante Él y con los demás.
Lee Mateo 5:6-7, Miqueas 6:8