“No todo el que me dice; Señor, Señor entrará en el reino de los cielos, sino sólo el que hace la voluntad de mi Padre que está en el cielo.”

Mateo 7:21

El reino de Dios y el reino de los cielos es lo mismo, se usan los términos en forma intercambiable. Jesús usó muchas veces el término reino de los cielos cuando narraba sus parábolas. Cuando se recibe a Cristo Jesús como Salvador y Señor el reino de Dios entra en nosotros o nosotros entramos en él. Cuando los creyentes en Él, se mueren físicamente entran al reino de los cielos, a eso se está refiriendo Jesús, que no todo el que dice: Señor, Señor o aquellos que dicen  que todos los que mueren se van al cielo, Jesús dice no es así, sino los que hacen la voluntad de Dios o de su Padre.

¿Qué es hacer la voluntad de Dios? Primeramente, creer que Él existe y que es galardonador de todos los que lo buscan. Él no es una energía o una idea, Él es el Creador de la vida humana, y el Creador de todo lo que existe en el mundo macro cósmico, Él es el Señor con muchas perfecciones, entre ellas, su gran amor por sus criaturas, por sus hijos. Hacer la voluntad del Padre Dios, es reconocer su plan de redención y creer en su Hijo Jesús el Mesías, para salvación. Hacer la voluntad de Dios es, obedecer sus mandamientos y enseñanzas que emanan de su palabra. Obedecerlo es amarlo como enseñó Jesús: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente. Este es el primero y el más importante mandamiento de la ley.” Y agregó, el segundo se parece a éste: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas.  (Mateo 22:36-40).

Si tú o yo deseamos entrar en el reino de los cielos al morir tenemos que hacer la voluntad de Dios, recibiendo en nuestro ser a Cristo como nuestro Salvador y Señor y se nos dará vida eterna.

Lee Mateo 7:21-23