“El restaura mi alma; me guía por senderos de justicia por amor de su nombre.”
Salmo 23:3 —Biblia de las Américas
Cada parte en que se compone este inspirador salmo, tiene una enseñanza muy grata para incorporarla a la vida del lector, lo cual le fortalecerá su mente, sus emociones y le producirá paz interior y tranquilidad en la mente y en sus emociones. El vocablo “alma” se da como traducción de la palabra hebrea —ne’ phesch— lo traducían la vida, la persona o como la esencia inmaterial que define la individualidad y su humanidad. Para otros es el yo, mente, voluntad y emociones. La función del alma es dar vida al cuerpo y el espíritu (en donde habita la presencia de Dios) es dar vida espíritu al alma.
Cuando el salmista está afirmando que Dios el buen pastor restaura su alma, puede tomarse en dos sentidos, uno, que está restaurando su alma emocional la cual está experimentando tristeza, angustia o depresión y reconoce la ayuda de Dios para salir a flote ante el problema que tiene. Lo otro puede ser el asunto de lucha espiritual cuando su fe fue decayendo y apartándose de la comunión con Dios y por eso su convicción de que Dios como buen pastor está restaurando su vida espiritual, su vida de comunión para ser fortalecido en su fe, su esperanza y su dependencia en el Señor.
Lo cierto es que Dios como nuestro Pastor tiene cuidado de nosotros, o Jesús cuando dice que “sus ovejas oyen su voz y la siguen, y que él dará su vida por sus ovejas.” Cuando estemos en situación anímica espiritual o emocional o física pidamos al Señor que renueve nuestra alma y esto será posible, porque su amor por nosotros jamás cambiará.
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