“Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará.”
Evangelio de Mateo 6:6
No a todos los hombres creyentes les agrada orar a solas, y mucho menos hacerlo en voz alta a solas o con otros. Las mujeres creyentes en su mayoría si les agrada orar en privado y en compañía de alguien o en grupos de oración. La pregunta es: ¿Por qué a unos si les agrada orar a solas y a otros no? ¿Falta de disciplina, de depender en el Señor, de no molestar a Dios, a Cristo o al Espíritu Santo o apatía?
Un testimonio muy fuerte es el de Jesús de Nazaret, antes de sus actividades del día muy temprano buscaba estar a solas con su Padre Dios y también por la noche, esta actitud de Él, de dependencia está registrado en los evangelios, testimonio que les fue muy beneficioso a sus discípulos y a todos sus seguidores, después de ellos hasta nosotros que nos agrada la oración a solas o en compañía con alguien. El mismo Jesús dijo, “oren para que no caigan en tentación, porque el espíritu está listo pero el cuerpo es débil” (Mateo 26:41).
El apóstol Pablo recomendaba a las diferentes iglesias, que no descuidaran la oración porque es un arma poderosa contra las artimañas y ataques del diablo o de los enemigos del evangelio, su consejo era: “oren sin cesar”, “Oren por el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.” Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los santos” (Efesios 6:19). Santiago en su carta recomienda: “¿Está afligido alguno entre ustedes? Que ore” (5:13). El apóstol Pedro recomienda, “oren unos por otros”. Estos escritores y otros más recomiendan la oración, por lo tanto no descuidemos la oración en secreto y obtengamos la promesa de Jesús, que su Padre, quien es nuestro Padre nos recompensará . “Porque los ojos del Señor están sobre los justos, y sus oídos, atentos a sus oraciones; pero el rostro del Señor está contra los que hacen el mal” (1 Pedro 3:12).
Lee Mateo 6:5-8