“Los hombres que vigilaban a Jesús comenzaron a burlarse de él y a golpearlo. Le vendaron los ojos, y le increpaban: ¡Adivina quién te pegó! Y le lanzaban muchos otros insultos!”

Evangelio de Lucas 22:63-65

Aunque  el escritor Lucas no estuvo presente cuando arrestaron a Jesús en el monte de los olivos. Tampoco estuvo en el juicio de Jesús  ante el sumo sacerdote Anás y su yerno, el recién nombrado sumó sacerdote Caifás, Lucas  buscó información con toda seguridad con los apóstoles, con Pedro que estaba en el patio de la casa donde tenían a Jesús y con Juan,  sí ingresó al lugar donde estaban reunidos y estuvo presente en el juicio. Por eso el escritor informa sobre el comportamiento de los soldados del templo.

La cobardía es miedo o falta de valor. Es la persona que hace daño en forma encubierta, se escuda en otros. A Jesús le vendaron los ojos para que adivinara quien lo golpeaba, era cobardía burla, crueldad y maldad, mientras los del Consejo con toda seguridad les causaba risa. Los golpes, los insultos, las palabras soeces y el sarcasmo que expresaron, a pesar de ello Jesús no respondió, ni expresó odio contra ellos y contra los que lo juzgaban de manera  injusta. El apóstol Pablo refiriéndose a esta mala actitud escribe: “Cuando proferían insultos contra él, no replicaba con insultos; cuando padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con justicia.” —A los Romanos 2:23.

Hay reprobación y condena de Dios a los cobardes, burlones, maldicientes, malosos y crueles para con los indefensos, los pobres e inocentes; y si estos son hijos de Él por la obra de Jesucristo, a esos malvados les espera un juicio condenatorio. Apocalipsis 1:8 dice: “Pero los cobardes, los incrédulos, los abominables, los asesinos, los que cometen inmoralidades sexuales, los que practican artes mágicas, los idólatras y todos los mentirosos recibirán como herencia el lago de fuego y azufre. Esta es la segunda muerte.” Cuidémonos de esos malvados e injustos, no caigamos en sus provocaciones. Dios nos hará justicia.

Lee Lucas 22:63-65