¿No se venden dos gorriones por una monedita? Sin embargo, ni uno de ellos caerá en tierra sin que lo permita el Padre; y Él les tiene contado a ustedes aun los cabellos de la cabeza. Así que no tengan miedo; ustedes valen más que muchos gorriones.

Evangelio según Mateo 10:29-31

¿Cómo nos valoramos? ¿En qué basamos nuestros valores? ¿Hacia dónde vamos en este asunto? 

Interesante la forma de Jesús de explicar el valor de la vida humana a sus discípulos desde la perspectiva divina. Dios difiere de nosotros al considerar nuestra vida. Para algunos humanos “la vida no vale nada”, para otros es, “ casualidad, algo fortuito”, para otros “no tiene significado”, para otros más, es “un intervalo del tiempo en el nacer y el morir”, para otros es, “modo de vivir en lo tocante a la suerte o desgracia de una persona”, para otros es, “conducta o método de vivir con relación a las acciones de los seres racionales”, y otras más expresiones que algunas de ellas son un absurdo.

Dios consideró crear todos los seres vivos, respecto al hombre le dio no solo aliento de vida, le dio un espíritu (alma) que lo hace superior a todo ser viviente, le dio un sentido de propósito y libre albedrío, le dio la capacidad ética para diferenciar el bien y el mal, lo dotó de inteligencia y razonamiento para que pudiera discernir su entorno, sus congéneres y todo asunto de creatividad; le dio talentos o habilidades para su realización, además, le dio toda posibilidad para relacionarse con su Creador, Sustentador y Redentor. Con todo ello, el hombre y la mujer no se valoran, no se aprecian, no se aman, se desilusionan de sí mismos y de los demás, fracasan una y otra vez y otros se suicidan o se enajenan. De suerte que todo en su vida “todo es vano, un correr tras el viento”.

Dios en Jesucristo nos enseñó el valor de la vida y del alma y aseguró a sus seguidores de todos los tiempos: “ustedes valen más que muchos gorriones” y enseñó que el ser humano integral debe ser salvado por su obra en la cruz y por el poder de su resurrección. Un día, ese ser humano, al valorar su vida considerará que Jesucristo es nuestra realización y que un día volveremos al Padre Celestial que nos creó. Valórate no tengas miedo.

Lee Mateo 10:29-31