Que pregunta tan perturbadora, coherente y necesaria. Si tú la hicieras a tu familia, qué esperarías como respuesta. O, si otro la hiciera, ¿qué responderías?
Jesús hizo esta pregunta estando los discípulos presentes y él respondió de inmediato: “El que hace suyo mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.” (Evangelio de Juan 14.21)
¿Qué responderías, a Jesús tu Salvador? El amor no solamente es una declaración, o una decisión de amar. El amor que el Señor pide o anhela, es obediencia sin cuestionamiento. ¿A qué? Él dice, a sus mandamientos, a su palabra enseñada. La demostración de nuestro amor es obedecer y obedecerle; es aplicar a nuestra vida su palabra, sino hay aplicación de su palabra no hay amor a él. “Si obedecen mis mandamientos, permanecerán en mi amor, así como yo he obedecido los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.” (15.10) Jesús no claudicó a la misión que vino a realizar enviado por su Padre, fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz. Demostró su amor a su Padre y a nosotros, ahora él nos pide un amor verdadero y sacrificial. ¿Podrás responderle con un Sí categórico?
Dile que lo amas y que cumplirás su palabra, el Gran mandamiento y la Gran Comisión. Te apoyaré en oración.
Lee Juan 14:21-24